domingo, 7 de julio de 2013

Todo está en nuestras manos.

Hay preguntas que no deberían de obtener respuesta; hay momentos que no deberían de ser recordados; hay miedos que no deberían ser superados. Cosas que hacen que sean nuestra fortaleza, tanto como el dolor y el placer de sentir un determinado tipo de sufrimiento, el que no se siente, el que te va destruyendo poco a poco, tan fuerte como el fuego que te va consumiendo, dejando los restos en cenizas. No sé si me explico, no sé si me entiendo, aunque, ¿alguna vez hemos sabido perfectamente lo que sentimos? A veces, lo mejor es no saberlo pero terminamos convirtiéndonos en ignorantes, como si ciegos fuéramos con respecto a nuestros sentimientos, los dejamos de lado cuando en realidad son los cimientos de lo que somos en realidad. Un simple paso amenaza nuestra futura vida, simples decisiones o una simple acción, cada detalle está escrito y el destino pone las cartas sobre la mesa, como si de un juego se tratase, del cual nosotros tenemos que jugar. Un movimiento marca un antes y un después, un comienzo o un final, buscamos la felicidad como algo que vendrá después de un tiempo cuando sabemos que siempre ha estado delante nuestro. ¿Y si la felicidad aparece cuando sabemos lo que queremos? Cuando todo encaja y vivimos en paz con nosotros mismos, cuando el destino lo marcamos según nuestras decisiones. Pero un paso en falso y caemos a un precipicio y no hay vuelta atrás, no existirá solución posible para un error cometido, solo aprenderemos, y será algo que nos abrirá un poco más los ojos. Nos abre los ojos para saber qué sentimos realmente. Cuando sabemos quiénes somos la felicidad llega. Y ya no hace falta más. 

domingo, 12 de mayo de 2013

Niegan cualquier ilusión

Son esos días en los que no haces nada y te pones a pensar en cosas que no deberías, en cosas que te acaban quemando por dentro. Te sientes solo, que todos continúan sus vidas mientras tú te quedas estancado, sin saber qué hacer para encajar, para ser feliz y no sentirte aislado de todo lo que te rodea. Pensar en qué es que de verdad vale la pena, si lo que haces es correcto o todo es un error.
Son esos días en los que te pones a llorar sin razones, que de hacer tantas cosas se te olvida lo que sientes, lo que desde dentro te va consumiendo, hasta quedar en nada. Y las fuerzas para levantarte son cada vez menores y todo se acaba viniendo abajo. Las horas pasan y no ocurre nada, y tal vez ese es el problema, que debería pasar algo ya en mi vida. Las esperanzas siguen ahí pero lo que veo con mis ojos niegan cualquier ilusión.
Son esos días en los que es mejor cerrar los ojos y desaparecer.

lunes, 25 de marzo de 2013

Es el comienzo del final.

Abandonada en medio del camino, mirando alrededor, todo es tan igual y diferente a la vez. Esto ya lo he vivido antes, mi pasado me persigue, como si de diversos deja vú se tratase. He escuchado los mismos diálogos miles de veces, he sentido el mismo dolor. Ya no hay más brillo en mis ojos, ya no más qué ver, ¿llegaré a conseguir lo que nunca pudo ser? Necesitaré soledad para saber lo que es la verdadera compañía y tristeza para valorar la felicidad. ¿Pero acaso sientes mi compañía? A veces soy inexistente. Nada será suficiente para dejar de serlo, nada de lo que haga o diga será suficiente. Es el comienzo del final, entrega tu felicidad, entrégalo todo y verás cómo desaparecen, como un papel ardiente en el fuego, solo quedaran las cenizas de todos tus esfuerzos. Sentirse vacía por dentro, perderme a medida que iba caminando mi camino, desapareciendo cada vez más y más, difuminada por el dolor y los golpes recibidos, ocultando la cara por vergüenza de lo cometido, ¿queda algo por lo qué luchar? No tengo las respuestas a todas las preguntas y a veces creo que mejor es guardarse algunos por qués, olvidar y seguir, es lo que queda, estancada no quiero estar. Continúo y aún así mírame. Es el comienzo del final, o el final de un gran comienzo.
Ojalá pudiera empezar desde cero pero no, el tren ya partió y no hay vuelta atrás, todo o nada, me lo juego todo con simples palabras, un simple fallo, un movimiento en falso y caeré por un precipicio, así de fácil. Ríe cuando puedas y llora cuando lo creas necesario, no todo es oscuridad, pero el sol no estará iluminando siempre y hay que estar preparado para lo que suceda, el destino puede cambiar el rumbo de las cosas.

domingo, 24 de febrero de 2013

Si supieras lo que se siente, me entenderías.

Podrían decir que soy una coleccionista de decepciones, sí, creo que lo soy. Terminé siendo una persona que espera mucho de los demás, inocente, estúpida ingenua. Sería capaz de seguir los pasos de William Shakespeare, persona que no esperaba nada de nadie y era feliz por ello.
En esta vida ya todo es al azar. No sabes qué te tocará, y solo se necesita un poco de suerte. Un movimiento equivocado y ya caes por un precipicio. Es raro que algo me sorprenda ya, si soy sincera, a veces, ya no veo el sentido a nada, todas mis esperanzas caen sobre ti pero eso es arriesgarme muy precipitadamente. ¿Debería dejarlo pasar o seguir intentándolo? Yo solo quiero ser feliz, y que compartamos la felicidad juntos. Me gustaría saber qué depara el futuro, porque me levanté con el pie izquierdo desde hace tiempo y las cosas no van muy a mi favor.
Ojalá supieras lo que se siente porque entonces, me entenderías. No sabes lo que se siente, no. Sentir que ya no puedes más, que siempre, tarde o temprano, eres reemplazada por todos y te olvidan, sabiendo que siempre estarás ahí.
Solo sobreviven los valientes, los que saben utilizar sus cartas. Creo que me tocó ser la que no tiene ni idea de qué está haciendo aquí, porque me perdí a mí misma.
Me acostumbré a caminar bajo la tormenta, las esperanzas son solo una pérdida de tiempo, nada vale ya, ni mi esfuerzo. Alma condenada a vagar por la vida, sin ningún camino qué coger, improvisando al igual que el destino, porque al parecer ni está escrito, lo tengo que hacer yo, las cosas no son tan fáciles. Ni sé lo que es mejor para mí, ni qué es lo peor.
Todo lo que he hecho, ¿acaso es suficiente? Porque yo ya no sé qué hacer.. Los días pasan, y todo vuelve a la normalidad. Hasta que te encontré. Pero eso, de momento, no significa nada.
La gente suele ser muy ignorante y eso lo he comprendido con el tiempo. Solo ven su propia realidad y se preocupan por lo que sienten. Todo acto conlleva sus consecuencias, ¿entiendes? Y yo ya he tenido muchas, me las merezco, pero no todo lo malo es para mí, supongo. ¿Alguien entiende que no soy de piedra? No podré con todo. Y este es el momento en el que tengo que luchar.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Bring Me The Horizon. Shadow Moses.

Vivimos nuestras vidas como si estuviéramos listos para morir. Puedes correr pero nunca escapar. Una y otra vez. No escaparás de tu propia realidad, solo puedes aceptar esto a lo que llamamos vida. No estaremos a salvo hasta que llegue la muerte, atrapados por las mentiras, por los temores de nuestro interior. Un segundo se convertirá en un latido de cada corazón que se va envejeciendo, y las opciones se agotan, las palabras se difuminan, y nuestros ojos se empiezan a cerrar. No tenemos un rumbo fijo, pero lo denominamos como futuro, como si en realidad lo tuviéramos, sabiendo que la oscuridad se acerca, y el día de mañana, dejemos de existir, aún así, dejaría que mi corazón dejara de latir por ti. Porque solo late por eso. Y la vida se nos escapa de las manos. ¿Veremos alguna vez el final? No vamos a ninguna parte. No hay final. Todo continúa, de una forma u otra, nada se acaba por completo. El recuerdo siempre vivirá contigo.

-Adaptación.

sábado, 19 de enero de 2013

Sin rumbo alguno.

Voy caminando por la calle, como si de una marioneta se tratase, dejándome llevar por la sociedad. Nadie va a sentir tu dolor, nadie descubrirá lo que dicen tus ojos, cuando solo intentas ser algo..¿Hay una manera correcta de ser fuerte? Siento que lo estoy haciendo todo mal. Dejar de ser lo que los demás quieren que seas. Cuando todo está hecho para ser roto, porque todo se romperá, acabaremos en el mismo lugar, así que no hay nada qué perder. Pero seguimos desperdiciando cada segundo. 
Cuando solo quieres continuar, dejar todo atrás, pero te ves atrapado en esto.. ¿Cómo salir de una vida que yo misma construí? El reloj ya empezó a contar las horas, poco a poco nos vamos consumiendo esperando a un futuro mejor, nuevo y diferente. Aún así, ya es tarde cuando nos damos cuenta de que hemos pasado media vida esperando al destino, y mientras hacemos esto, somos las marionetas del tiempo y las personas, dependiendo de estos dos posibles enemigos, que hacen que nuestra felicidad esté en espera, porque esperamos el momento adecuado para ser verdaderamente felices. Solo quiero que me entiendas, hay tantas cosas que podría decir, tantas palabras atragantadas en mi garganta como si tuviera una cuerda alrededor de ella. ¿Y por qué las cosas tienen que ser así? Por las montañas que he estado subiendo y bajando una y otra vez, por todo lo que consideraba verdad y me equivoqué. Y me pregunto, ¿quién soy yo ahora? Sigo sin obtener respuesta. Y no creo que alguien llegue a responderla. Soy un alma que habita en este mundo con un camino indefinido, sin rumbo alguno, sin saber a dónde ir y cómo ser, preguntándome cada día qué es lo que debe hacer, porque como una muñeca, como un bote en medio del mar, sin remos, solo el viento como capitán, la corriente me lleva, si es que llego a algún lugar. Y una tormenta tras otra. Se repetirá la misma historia, como un cuento que no acaba, estancada en el espacio y tiempo, sin ninguna forma de avanzar. 

martes, 25 de diciembre de 2012

Un segundo que dura años.

Es increíble como la mente puede guardar tal cantidad momentos durante tanto tiempo. Es increíble la capacidad de no olvidar desde lo más sencillo hasta lo más complejo. Cómo una palabra, una mirada, abrazos, un beso o incluso una caricia puede quedarse marcado, una marca de fuego, escrito en tinta en lo más adentro de nuestro ser. Puede tratarse de segundos que quedan permanentes, pertenecientes en nuestra memoria, que no se borran, que se quedan ahí, acompañándonos durante el resto de nuestras vidas. Se desgasta con el tiempo, las imágenes son borrosas como si hubiera niebla ante nosotros o los sonidos se confunden con nuestros pensamientos. Lo único que no cambia es cómo nos sentíamos durante ese segundo, mientras el reloj seguía su mecánico movimiento, el corazón seguía escribiendo el recuerdo que se quedaría inscrito en él. Cuando cerramos los ojos lo leemos, miramos en nuestro interior, despacio, con detenimiento, sintiendo cada latido, recordando esos meses, días, minutos, segundos, que durarán años.