¿No te gustaría tener en tus manos un botón de reinicio? Pues yo sí. Me gustaría volver al pasado, retroceder en el tiempo y hacer cosas que no me atrevía a hacer, decir cosas que cambiarían el presente, necesito que el pasado se repita porque fue hermoso. Pero todo lo dicho, dicho está, todo lo que ocurrió en el pasado fue lo que hizo que llegara a donde estoy y a ser como soy. El problema son los demás, las personas también cambian, maduran y cogen caminos diferentes. Hay que acostumbrarse porque las cosas suelen cambiar, no duran para siempre, aunque al principio pienses que no hay finales, pero sí, sí los hay. Y, todo queda en recuerdos.
El sol se oculta, te acuestas en la cama, cierras los ojos y los recuerdos vienen, uno tras otro, sin dejarte dormir. No paras de pensar en qué ocurrirá mañana y en que desearías que todo volviera a ser como antes, pero eso no será así, hay que enfrentarse a lo desconocido, a las nuevas personas y esperar si las personas de tu presente seguirán ahí, no te abandonarán, quiénes serán los verdaderos amigos y quiénes cogieron irse de mi vida. Las noches se hacen eternas, mi mente no descansa y mi pasado me persigue, sabiendo que deseando tantísimo que se repita no hará que las cosas vuelvan a ser como antes. Empiezo a recordar y nada es similar, yo cambio, las personas cambian, la vida cambia y hay que aceptarlo, a veces, algunas cosas acaban para que otras mejores vuelvan a empezar pero yo tan solo no quiero que se acaben, ni quiero algo mejor, quiero estar como estaba, me sentía tan bien, pero desgraciadamente tengo que adaptarme al presente que hice, porque yo hago mi vida y así lo quise, si quiero que eso cambie, si no me gusta mi presente, habrá que levantarse, ver qué es lo que quiero y cambiar mi futuro porque puedo hacer que las cosas cambien de nuevo, pero a mejor.