Pon
tu atención, deja tus pensamientos a un lado y vamos a reflexionar.
¿Qué es lo que estamos haciendo? Me estoy ahogando en mis palabras
como si tuviera una cuerda alrededor de mi cuello, me niego a seguir
así, lo mismo de todos los días, vamos a levantarnos y a hacer algo
de una vez por todas, es blanco o es negro, luz o oscuridad, una
decisión habrá que tomar. El tiempo es un asco porque no ayuda, lo
dije una vez, lo dije dos veces, que estoy bien, que todo está en mi
mente, que todo pasará pero esas son ilusiones perdidas, palabras
llevadas por el viento más allá de la vista, ya está. Grito para
que alguien por favor me escuche, nada debe de seguir así, hay que
tomar decisiones permanentes, no quiero la felicidad temporal.
Esperando una paloma mensajera, una carta en una botella, una
salvación a mis esperanzas, quiero dejar dejar de vivir en una
canción la cual se repite una y otra vez, siempre la misma, así es
mi vida. De la felicidad a la triztesa y viceversa, a los extremos de
cada una, como una balanza que nunca se detiene, dicen que las cosas
no son para siempre pero se equivocan, tan solo te acostumbras a ello
o lo aceptas ya que no queda otra opción. Estuve en momentos que tan
solo al pestañear las cosas dieron la vuelta, como una moneda, nada
similar a lo anterior. Porque a veces quiero ver una estrella fugaz y
desear que nada hubiese pasado, que ojalá me hubiera quedado como estaba aquel julio donde mi vida siempre era la misma y monótona, que mi pasado se esfumara y no hubiera
nada qué recordar pero no, por algo soy quién soy y he descubierto
el verdadero dolor y la verdadera felicidad, porque agradecí esos cambios, lo necesitaba. Es muy facil
acostumbrarse a lo bueno pero a lo malo no tanto. Dejemos
esto en un secreto, el dolor corre por mis venas.