jueves, 30 de agosto de 2012

Solo quiero un deseo.

Qué más da, si siempre que todo va bien hay algo que lo destroza todo, cada esfuerzo hecho, cada lucha en vano, para qué sirve, ¿para ver cómo nada valió la pena? En su momento todo es perfecto pero llega ese detalle injusto que me lleva a tocar fondo en un pozo y ojalá sea el de los deseos donde pueda pedir uno, solo uno. Coger una moneda, cerrar los ojos y desear que nada derrumbe lo construido, pero eso es otro sueño imposible más en mi lista. Y la vida sigue siendo una montaña rusa y cuando estás abajo sabes que luego toca subir, no te ilusiones, no tengas esperanzas porque siempre acaba, tarde o temprano habrá que bajar de la cima, desde donde casi tocas las nubes y todo se ve con claridad pero cuando bajas, el cielo se nubla y empiezan caer gotas. Cuando ese momento llega, tantas veces, tantas desilusiones juntas, es cuando pienso que todos mis esfuerzos quedaron en el olvido y nadie los recuerdas,  y al fin y al cabo, me acabo cansando, y al fin y al cabo, nunca se valoran los hechos. Y quiero pasar de todo, ya nada importa, para qué ser feliz si sabes que será temporal, disfruta ese momento, a veces, esas mismas sonrisas se transformaran en lágrimas y al revés, regla de vida, injusta pero no queda de otra, aceptar, tragar y continuar.